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Prisión preventiva a patovica que prostituía a su pareja

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08-11-2016 | JUDICIALES | VENADO TUERTO
Prisión preventiva a patovica que prostituía a su pareja

El guardia de seguridad prostituía a su pareja de 18 años con quien convivía desde hacía seis; en un descuido del hombre de 33 años huyó de un cautiverio y lo denunció.

Hoy el juez Benjamín Revori ordenó la prisión preventiva para el guardia de seguridad que prostituía a su pareja de 18 años con quien convivía desde hacía seis años y quien la semana pasada aprovechó un descuido del hombre de 33 años y huyó de un cautiverio fundado en el dominio a través de la agresión psíquica y física.

La audiencia, en la que el fiscal Mauro Blanco solicitó la medida cautelar, se desarrolló a lo largo de cinco horas, donde detalló puntualmente el calvario vivido por la joven durante seis años y que nació cuando tenía 12 años de edad y se halló en la calle, sin familia y sin tener donde vivir. Un amigo de 25 años, el ahora imputado, la invitó a quedarse en su casa y partir de ese momento se convirtió en su mujer.

Literalmente, porque la trató siempre como un objeto de su propiedad. La inició en la sexualidad apenas aceptó irse a vivir con él y en la sensualidad y explotación del sexo el año siguiente, cuando la obligó a integrar un trío con una amiga. A partir de allí los tríos y el sexo con las mujeres se fueron incorporando a su deberes cotidianos, hasta que al cumplir los 16 años, su marido, evaluó que “las mujeres” no eran redituables y tras abrir dos perfiles por facebook, la empezó a promocionar como si fueran dos chicas vendiendo sexo: la rubia y la morocha.

Ante cada intento de rebeldía, se sucedían las palizas que fueron dejando marcas en su cuerpo y en sus huesos quebrados. Intentó huir más de una vez, sin embargo el temor y las amenazas la hacían retornar, creyendo siempre que el hombre que temía y amaba en igual medida podía cambiar. Mientras que el baritòn, la porra y la katana estaban siempre cerca para recordar quién era el amo.

Este año creyó que su vida podía cambiar y que podría consolidar una familia: un evatest confirmó el embarazo y la alegría fue compartida con familiares y amigos, pero ya llegando a los cuatro meses recibió una paliza y un golpe cuidadosamente apuntado con un borcego al vientre que le produjo una pérdida. Lejos de llevarla al médico el hombre la llevó a una mujer que la ató a una mesa, le dio un te y un somnífero. Cuando se despertó estaba bañada en sangre, la suya y la del hijo nonato.

Una semana después la madre la fue a buscar a la casa y la invitó a ver una tía hospitalizada, así pudo hacer una consulta en el Hospital, donde le realizaron un legrado para limpiar los restos de placenta. Luego fueron al Centro Territorial de Denuncias, donde denunció la golpiza y los malos tratos. Quedaron en llamarla. La citaron pero como nunca volvió, la causa se archivó. Ahora se enteran que no podía salir porque solo podía hacerlo con su marido, cuando él se iba la casa enrejada quedaba cerrada con llave.
Se quedó uno días en la casa de la madre, pero empezaron a llegar los mensajes de su pareja y sus amigos: si no volvía se iba a matar y una vez más volvió y confió, pero también volvió a la prostitución y a los golpes.

La semana pasada, aprovechó que una chica que alquilaba una pieza del domicilio en el que vivía la pareja se mudaba y se subió a la pick up del fletero en la que huyó para irse con su amiga hasta Sancti Spíritu, y de allí llegar a Rufino donde ahora vive su madre.

Pero el hombre alcanzó a darse cuenta de la artimaña de las chicas y llamó al 911 en tres oportunidades denunciando la desaparición y hasta el secuestro de su esposa. La policía de la que tantas veces dijo que era amigo, detuvo la pick up e hizo bajar a las chicas. La víctima dijo que no estaba secuestrada y que quería denunciar a su marido. El personal policial la llevó hasta la Comisaría de la Mujer. En la repartición y ante la presencia del fiscal Mauro Blanco pudo contar toda su historia, durante larga 9 horas. Mientras tanto, el verdugo desesperado llamaba y amenazaba a la cómplice de la huida con la persecución policial.

El fiscal lo imputó por seis causas, el juez solo aceptó como probable tres: inducción al aborto, violación y corrupción de menores y promoción y explotación de la prostitución ajena. Con esto alcanzó para dictar la prisión preventiva común sin plazo, mientras el fiscal inicia una investigación para recabar otras pruebas con las que pueda reforzar la causa, como el caso de extorsión, lesiones graves y tenencia de arma.

Fuente: SM – Venado24

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