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Denuncian a policías por robo, vejaciones y maltratos

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26-01-2018 | POLICIALES | ROSARIO
Denuncian a policías por robo, vejaciones y maltratos

Las llevaron demoradas durante varias horas a la comisaría 8ª luego de que filmaran con su teléfono celular la detención de un joven de la familia.

Mara y su hija son las denunciantes Mara y su hija son las denunciantes

La mañana del 11 de enero Mara Pascucci y su hija menor de edad fueron vejadas y golpeadas por agentes policiales de la seccional 8ª. Según denunció la mujer de 32 años, ella y su hija fueron llevadas desde su casa de Sabín al 1100 bis, donde minutos antes "entraron de chetos" buscando a un sobrino suyo. Mara dijo que los policías les "robaron" varios objetos personales y electrodomésticos de los que tiene cada factura, ya que aún los está pagando. Al parecer todo se precipitó cuando ella comenzó a grabar con su celular cómo la policía golpeaba al chico.

Mara estuvo detenida varias horas en la seccional 8ª con sus hijos menores Damaris, de 16, y otros tres de 9, 11 y 12 años, cuatro. También pasaron diez horas tras las rejas un hermano de 16 y su sobrino de 18.

Golpes grabados

Ese jueves Mara dormía en su casa, situada en un terreno amplio que comparten cuatro viviendas. A eso de las 9 su hermano Alan le tocó la puerta para avisarle que la policía tenía a su sobrino Agustín. Ella vio cómo le pegaban varios policías que bajaron de dos camionetas policiales y decidió grabar la detención.

"Uno de los milicos me decía «dejá de grabar o te detengo». Yo seguí apuntando con el celular y el policía me agarró de los pelos y me arrastró hasta la chata. Ahí me esposaron y me tumbaron boca abajo mientras una policía me pisaba la cabeza y me decía «negra sucia no me toqués ni me pisés el borceguí que después lo tengo que limpiar», y me pisaba la panza y la cabeza". Ya esposada, según contó, cuando quiso ver quiénes la agredían notó que ninguno de los agentes —dos mujeres y dos hombres— tenían chapas identificatorias.

Mara estaba a bordo de una camioneta policial cuando varios uniformados entraron a la casa. Un minuto después llegó a la casa su hija, que estaba en lo de su abuelo, luego de que los vecinos la llamaran para avisarle lo que ocurría. "Cuando llegué a la casa —contó la adolescente— había dos milicos revolviendo todo y uno comía en la puerta de la heladera. Les pregunté si tenían orden de allanamiento y una milica me dijo que yo era muy bocona y me pegó un bife".

En la casa había tres tablets que Mara les regaló a sus hijos, el celular de Damaris y una mochila donde estaba guardada la alianza del marido de Mara, con su nombre grabado. "Se llevaron todo", recordó.

En la cocina de la humilde vivienda una mujer policía "rubia" le pegó a Damaris y le grito "varias veces" que era una "bocona" hasta que la esposó y fue a parar a la camioneta donde ya estaba su madre. Luego llegó Daniela, hermana de Mara y madre de Agustín, el joven buscado por la policía y por el que los agentes llegaron al lugar. Las tres mujeres quedaron esposadas en la caja del móvil policial.

"No tenés derechos"

Los vecinos filmaban todo, mientras la familia completa era trasladada a la comisaría 8ª donde "nos hicieron desnudar completamente a las tres delante de agentes hombres y de mujeres. Después a mi hija se la llevaron a un rincón y empezaron a golpearla" reveló Mara.

"A mi hermana y a mí nos hicieron sacar todo. Le dije a la policía que me daba vergüenza, que había policías varones que miraban a dos metros, pero me decía «dale sucia, vos no tenés derechos, yo mando acá». Me saqué el short y me levanté la remera y quedé en ropa interior, pero me obligó a desnudarme. Comencé a llorar de bronca y desesperación. El lugar era un cuartito lleno de pis y caca, y yo escuchaba en otro lugar a mis hijos", recordó la víctima.

A esa altura habían pasado dos horas y, en una escena increíble, los tres hijos pequeños de Mara miraban dibujitos en la televisión de la sala de guardia de la seccional. A las dos hermanas las dejaron en una celda y una mujer policía "alta y con un rodete negro" le ordenó a Damaris que se desnudara. "Había unos milicos dando vuelta y mirando", contó la adolescente y en un momento dado le dijo a la policía que no siguiera con eso. La reacción fue brutal: "Me acercó una picana de mano y me la quiso poner en la panza, pero le dije que yo estaba embarazada".

Ni esa mentira desesperada sirvió para que la dejaran en paz. "Un policía me dijo que, en ropa interior, me levantara el pelo y diera una vueltita despacio mientras me miraban. Después me hicieron agachar y pedirles por favor que me soltaran. «Dale pendeja, pedí» me dijeron", recordó la chica.

Antes de liberarla la adolescente pidió ir al baño y un policía le acercó una botella de plástico rota. "Hacé lo que tengas que hacer ahí y después limpiate con la pared", contó Damaris que le dijo el agente. "La pared estaba toda manchada y el olor era insoportable. En el piso había montículos de caca y lamparones de pis, era horrible".

Horas lentas

Las horas pasaron lentas en esa mazmorra de barrio Arroyito. A los pequeños los liberaron al mediodía cuando uno de los oficiales llamó desde el teléfono de Mara al padre de ésta para que fuera a buscar a sus nietos. Damaris salió a las 18 junto con Daniela, y a Mara la liberaron pasadas las 21. "La preocupación era lo que había grabado con el celular. Se llevaron el aparato y borraron todo, después me lo devolvieron", contó. Tanto ella como Damaris tenían golpes en todo el cuerpo.

Ese mismo día fueron a Tribunales a denunciar lo sucedido. Un guardia les dijo que fueran a Asuntos Internos de la policía y al día siguiente acudieron a Tribunales para que las revisaran las lesiones. "Fuimos a la Fiscalía de Violencia Institucional e hicimos las denuncias. Podemos reconocer a los que estaban en la seccional y a los que nos golpearon. Por suerte hasta ahora no nos amenazaron", dijo Mara.

Las tres mujeres fueron citadas la próxima semana en Fiscalía para ampliar su denuncia y comenzar con los trámites de reconocimiento. "Yo no soy ladrona. Uno de los chicos tiene problemas con la policía pero ni yo ni mi familia tenemos antecedentes ni nada. Tengo todas las facturas de lo comprado y mi marido es albañil. ¿Por qué nos hicieron esto?".

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos interviene en el caso y varios organismos acudieron en ayuda de las denunciantes.

Fuente: SM – La Capital

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