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Vencer la pobreza con educación: los primeros egresados de las residencias universitarias de la Fundación Sí

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Hace cuatro años, Camila, Marcela, Araceli, Emiliano y Alvaro dejaron sus hogares en distintos pueblos de la provincia de Santiago del Estero, llenos de miedos y dudas. Habían escuchado sobre un pibe de rastas nacido en Chascomús –Manuel Lozano Ríos– y llegado hacía un tiempo a Buenos Aires, que todas las noches repartía comida a gente de la calle. Y que, subiendo la apuesta, había construido dos residencias en Santiago del Estero.

En Santiago del Estero, Camila, Marcela y Araceli junto a Manuel Lozano, presidente de la Fundación Sí. Las tres se recibieron Fotos: Fundación Sí.

No estaba solo: atrás tenía un equipo de voluntarios que, sin cobrar un peso, estaban intentando replicar esas acciones en todo el país. Lo bueno es que, además de una cama donde dormir y un lugar donde estar, la Fundación prometía hacerse cargo de las comidas, los viáticos, los profesores particulares, los apuntes… ¡y la ropa!
"Voluntarios de la Fundación Sí fueron a Añatuya, el pueblo en el que nací, a 185 kilómetros de la capital. Nos contó de esta posibilidad para los que queríamos estudiar y no teníamos recursos. Nos parecía un sueño. Llegué con muchas ilusiones, pero también mucha desconfianza. Hoy, que tengo mi título de trabajadora social, lo único que se me ocurre es decir 'gracias'", confiesa Camila Zárate (22), quien en 2013 ingresó a la residencia y ya tiene su título.

Alvaro, flamante policía, ahora se anotó en la carrera de Derecho. 4

Junto a ella, luciendo los mismos diplomas, otras dos no pueden disimular sus enormes sonrisas. "Nací y me crié en San José del Boquerón, a 265 kilómetros al norte de Santiago del Estero capital. Ingresé en 2013, cuando recién se habían inaugurado las dos primeras residencias del país. Luego llegarían las de La Rioja, Córdoba y Catamarca. Soy una agradecida por haber tenido esta oportunidad. Sin la ayuda de todos, nunca hubiese llegado a recibirme", confiesa Marcela Abregu (23).

Proveniente de Herrera, a 150 kilómetros al sudeste de la capital, Araceli Silvestroni Kriger (23) no deja de expresar su gratitud: "Lo increíble de esta historia es que a la mayoría de los que nos ayudaron, no los conocemos. Porque hay empresas y voluntarios que hacen miles de aportes y trabajos durante todo el año, para que no nos falte nada. Es como una rueda solidaria invisible e infinita. Por eso ahora vamos a trabajar como voluntarios en la Fundación, para que otros chicos también tengan la posibilidad de estudiar".

Emiliano obtuvo el título de profesor de Teatro y quiere ser maestro de música. Foto: Fundación Sí

Es que las ganas de ayudar se contagian. Tanto que estos chicos serán testigos en 2018 de la apertura de tres nuevas residencias universitarias en Neuquén, Rosario y Salta. Al igual que lo que pasó con ellos, estas casas albergarán gratuitamente a jóvenes de zonas rurales del país que, por razones económicas o de distancia, no podrían acceder a la universidad.

Como lo hizo Emiliano Ibáñez (22), quien en 2013 llegó de la ciudad de Bandera –al sudeste de la provincia, a 260 kilómetros de Santiago del Estero–, persiguiendo sus sueños de estudiar música. Pero en el camino encontró una nueva pasión: el teatro.

El flamante profesor confiesa: "Nunca imaginé que lo podría lograr… Fue un gran sacrificio dejar todo atrás para estudiar, pero compartido con nuestras familias y, sobre todo, con la Fundación. Ellos nos ayudaron constantemente y nos acompañaron para que logremos cumplir nuestro sueño".

Parte de los 81 alumnos y voluntarios que hoy viven en las residencias. El próximo año habrá ocho y los chicos llegarán a 224. Foto: Fundación Si

El quinto egresado, Alvaro Barbieri (22), llegó en 2014 de Suncho Corral, a 100 kilómetros al este de la capital. Con la convicción desde muy pequeño de trabajar para la gente, ingresó a la Escuela de Oficiales para recibirse de policía. Pero no se quiere quedar ahí. Para 2018 ya consiguió trabajo en la ciudad y va a continuar sus estudios como abogado. "Ahora que cerré una etapa, voy a ser partícipe de la Fundación. Sé que vamos a llegar lejos, para lograr que cada día crezca y ayude más", confiesa.
Durante el 2017, cientos de voluntarios de la Fundación Sí recorrieron 601 escuelas secundarias en diversas provincias argentinas, para visibilizar a qué alumnos ayudar. En 2018 serán ocho las residencias en funcionamiento, y los estudiantes se van a incrementar de 81 a 224. Manuel Lozano (33), director de la Fundación Sí, concluye: "Estos chicos rompieron el círculo de la pobreza. Son un claro ejemplo de la importancia que tiene apostar a proyectos de largo plazo. Porque además de ser egresados, ya tienen ofertas de trabajo. Estamos muy felices por ellos".

Por Sergio Obiedo

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