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Un viaje al interior del operativo de vacunación

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El sábado 10 de junio la provincia de Santa Fe alcanzó la feliz marca de las dos millones de dosis aplicadas contra el virus SARS-CoV-2, lo que representa el 78 por ciento de los inscriptos del padrón.

El Centro de Educación Física nº 29, ubicado en Av. Galicia al 2002 de la capital provincial, se convirtió en un engranaje clave para lograr esta meta. Tan solo para encender este vacunatorio, intervienen dos ministerios, el de Salud y el de Desarrollo social, 75 personas entre enfermeras y enfermeros, estudiantes de enfermería, logística y organización, además del servicio de emergencias. Todos con jornadas laborales de 10 horas diarias al ritmo de 20 boxes y 100 personas por cubículo que hacen un total aproximado de 2 mil personas por día.

Tuvimos la posibilidad de conversar con dos de las enfermeras que, desde comienzo de marzo, vivieron en primera persona el transcurrir de la vacunación de abuelos, padres e hijos.

¿Qué se siente estar en la “trinchera”?

Vanina tiene 33 años, cuatro como enfermera, y es la primera en animarse a responder. “Se siente muy bien, sobre todo con el agradecimiento de las personas y nos sentimos muy útiles. Poder estar colocando esta vacuna da esperanza en la gente y que esté en nuestras manos es muy gratificante”, manifestó.

Martina, con solo 21 años es parte de la camada más joven del personal de salud: “Es muy emocionante, sobre todo en las personas más grandes. La gente viene con las emociones a flor de piel; no es simplemente una vacuna, es el paso a la nueva normalidad.”

Desde el comienzo de la pandemia, siempre se habla del rol fundamental del personal de la salud, ¿Sienten el cariño de la gente?

“Sí, totalmente. Nos traen presentes de todo tipo y eso es un mimo para cualquier enfermero. La gente es muy agradecida y se siente el agradecimiento y el buen trato”, aseguró Vanina.

¿Qué sienten cuando la gente no respeta las restricciones, las fiestas clandestinas, etc.?

Al respecto, Martina explicó que “como joven trata de entender” y agregó: “A mí también me gustaría estar saliendo y hacer una vida normal, pero da bronca. Tratamos que no nos afecte a la hora de vacunar porque si no sería imposible estar todo el día acá. Es difícil generar conciencia y lo entendemos”.

“Todos estamos cansados de las restricciones pero creo que hay gente que todavía no entiende lo que está pasando. Tuve la posibilidad de trabajar en una terapia intensiva y no es lindo. Me gustaría decirles que se cuiden y cuiden de su familia, porque cuando quedan internadas las personas están solas y es triste cuando alguien “se va” solo. Nadie quiere que un abuelo, una abuela o cualquier familiar se vaya solo”, completó la más experimentada de ambas enfermeras.

Para terminar, una pregunta casi indiscreta ¿Cómo es la convivencia dentro del vacunatorio?

Entre risas, Martina es la primera en contestar: “Hay mucho compañerismo, somos casi una familia. Intentamos rotarnos en las tareas internas que son más pesadas que otras y en los momentos de descanso tratamos de tocar otros temas que no tengan que ver con la vacunación para conocernos un poco más”, afirmó.

El rol de los movimientos sociales

Cuando ni siquiera las mentes más brillantes del mundo encontraban una salida a la pandemia, la única opción para los Estados era preparar el sistema de salud y tratar de restringir la circulación del virus. El Ministerio de Desarrollo Social y los movimientos sociales tuvieron un rol fundamental y quizás olvidado, ya que fueron los encargados de pintar, soldar, limpiar, reacondicionar, engrosar los números de camas y salas disponibles para aquellos que el virus les hizo pasar un mal momento, e incluso la muerte.

Actualmente, esas personas son quienes acompañan y organizan a quienes están en los minutos previos a ser vacunados. A propósito, Florencia señaló que “están trabajando con el Ministerio de Desarrollo Social y precisó: “Somos 30 personas y todas militamos en organizaciones sociales; nos sentimos orgullosos de poder estar acá, ayudar y garantizar que pasen todos lo más rápido posible”.

“En cada localidad de la provincia tenemos un vacunatorio funcionando, básicamente todo el personal de salud de la atención primaria está volcado a esta tarea, además de los 150 grandes centros vacunatorios que coordina la provincia” agregó la subsecretaria de equidad en salud Romina Carrizo.

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