Un nuevo misterio en la guerra: ¿quién está atacando las bases rusas en Siria?

Compartir:

La base de Hmeimim (AP)

Una serie de misteriosos ataques contra la principal base militar de Rusia en Siria, incluyendo uno realizado por un enjambre de drones en miniatura, ha expuesto la vulnerabilidad de las fuerzas rusas en el país, pese a los recientes alardes de victoria de Vladimir Putin, y ha abierto el debate sobre quién está detrás del principal desafío al rol del Kremlin en el conflicto.

En el más reciente e inusual de los ataques, 13 drones armados llegaron desde un punto desconocido a la base aérea Hmeimim, en la provincia de Latakia, el cuartel general de la operación rusa en Siria. Según las autoridades, dieron de baja a siete de las naves y usaron dispositivos electrónicos para controlar a los otros seis, sin sufrir grandes daños. Sin embargo, el ataque se produjo menos de una semana después de que dos oficiales rusos mueran en un asalto en la misma base.

El Kremlin negó un reporte de la prensa rusa que aseguraba que siete aviones fueron dañados en un ataque con morteros, incluyendo a dos cazas Su-35 y cuatro Su-24, presuntas bajas que marcarían el día con mayores pérdidas para la aviación rusa en décadas. Las fotos del reporte mostraban que al menos algunas naves habían sido alcanzadas. Además, también se han denunciado otros tres ataques en Homs y Latakia, todo en las últimas dos semanas.

La base de Hmeimim, el corazón de las operaciones militares rusas en el país, está rodeada de territorio controlado por el régimen sirio y hasta ahora había permanecido inmune a los ataques. "Ellos creían que la base era segura, pero ahora parece vulnerable", apunta Maxim Suchkov, miembro del Consejo Ruso de Relaciones Internacionales. Moscú se pregunta si la base continúa siendo segura y si hubo errores al no detectar la adquisición de nuevas tecnologías por parte de sus adversarios.

Más aún, los ataques siembran dudas sobre la sostenibilidad de las ventajas de la presencia rusa en Siria, despliegue que, según lo anunciado, iba a comenzar su reducción. "Quien sea que organizó los ataques todavía puede penetrar en áreas del régimen e imponer costos a los rusos. Los avances que lograron las fuerzas gubernamentales no son seguros y hay un riesgo de que sean temporarias", advirtió Jennifer Cafarella, del Instituto de Estudios de Guerra, basado en Washington.

La mayor interrogante, sin embargo, es quién es el responsable. No hubo atribución del ataque, lo que desató una serie de especulaciones. El ministro de Defensa ruso acusó a Estados Unidos de proveer la tecnología para los drones, señalando que su sofisticación es mayor que la alcanzada por los grupos armados de la zona. Además, añadió que una nave de reconocimiento estadounidense estaba en la zona horas antes del hecho.

Al respecto, un vocero del Pentágono respondió que la alegación era "absolutamente falsa", añadiendo que el Estado Islámico ha usado en otras oportunidades drones armados con significativo impacto, y que los pequeños se pueden conseguir comercialmente.

Sin embargo, la presencia más cercana del ISIS a la base está a cientos de kilómetros, y sus ataques no habían logrado el alcance que sí hubo en el operativo en Hmeimim, haciendo poco probable que los yihadistas del califato sean los responsables.

Para Suchkov, uno de los grupos rebeldes sirios es el principal sospechoso. Desde el Ministerio de Defensa aseguraron que el ataque provino de Muazzara, una pequeña villa en la provincia de Idlib controlada por la "oposición moderada".

Aún así, eso deja abierta la cuestión sobre cuál de los numerosos grupos estuvo involucrado, ya que la mayoría de operaciones insurgentes es reivindicada y divulgada como un triunfo.

Muchos presumen que se trata una facción alawita dentro de la propia secta minoritaria de Bashar al Assad. Un comunicado fue divulgado poco después por un grupo llamado Movimiento Alawita Libre en el que, aunque no claman la autoría, advierte que el ataque probó que el poder del mandatario no es seguro.

Otros sospechan de una milicia apoyada por Irán que ha luchado a favor del régimen sirio, bajo la teoría de que la teocracia persa quiere expulsar a Rusia de la región por sus intereses contrapuestos.

"Hay tantas teorías… Por ahora, sigue siendo un misterio", concluye Suchkov.

(Con información de Liz Sly/Washington Post)

Salir de la versión móvil