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Un hueso para los jubilados: carta abierta a nuestros legisladores

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En la madrugada del sábado, entre gallos y medianoche, el Gobierno nacional ingresó en el Senado de la Nación el proyecto de ley que pretende, entre otros puntos, bajarles lisa y llanamente el sueldo a los jubilados y así condenarlos a una pérdida de derechos que menoscaba la dignidad de los millones de adultos mayores que perciben sus beneficios por la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).

El presidente Mauricio Macri no dudó, desde su gestión, en impulsar un plan de ajuste que atenta contra los trabajadores, pero el colmo es que se metió directamente en el bolsillo de los más vulnerables, nuestros jubilados.

Siguiendo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya recomendó a países como España que ate los sueldos de los pasivos al índice inflacionario, este Gobierno introdujo una modificación a la ley actual de movilidad previsional que, de llegar a tener el visto bueno en el Congreso, implicará que, a partir del 2018, las jubilaciones aumentarían conforme la inflación, más un plus anual calculado sobre el crecimiento del país sobre el producto bruto interno (PBI).

Este aumento, que perjudicará a los que menos tienen, quitará del bolsillo para marzo del año próximo unos 519 pesos por jubilados, tomando en cuenta que con la actual fórmula de movilidad, que se calcula en marzo y septiembre, la jubilación mínima debería estar cercana a los 8141 pesos, mientras que con el "índice Macri" esta tan sólo sería de 7622 pesos.

Si la jubilación mínima hoy es de 7246 pesos y con el nuevo esquema del Gobierno, en marzo de 2018, se ajustaría a 7622, la diferencia real sería de 376 pesos mensuales. Es decir que los tres millones que perciben la mínima cobrarían solamente un poco más de 12 pesos diarios, lo que constituye una burla sin precedente.

Pero a este irrisorio, chistoso y dantesco frío número se le suma uno peor. Con sus firmas y sometiéndose a las condiciones del Estado nacional, 23 gobernadores provinciales pusieron en bandeja al presidente Mauricio Macri la situación de los jubilados argentinos.

Con desparpajo y sin cara, en la conferencia de prensa del día 15 de noviembre afirmaron que habían llegado a la negociación de que se les daría un porcentaje mayor al que se calculara por la inflación. Pero ese incremento adicional, y que se conoció con la reforma, es más un hueso para entretener que lo que realmente dejará en las manos de los millones de jubilados a los que hoy ni siquiera les alcanza para llegar a la quincena con los 7246 pesos en bruto que cobran por mes.

Este agregado a la inflación, con un crecimiento del PBI del 4%, haría que nuestros mayores recibieran por única vez en el próximo año la friolera cifra de 14,49 pesos; tan sólo un alfajor por año y de los más baratos.

Con esta realidad, ¿cómo los senadores y los diputados pueden avalar esto? ¿Cómo mirarán a la cara a los jubilados cuando en el 2019 vayan a mendingar el voto?

Como reflexión final, y apelando a la conciencia de nuestros legisladores que están usufructuando una banca porque fueron elegidos por el pueblo, les pido, les imploro, les suplico que piensen en que ustedes tienen el poder de condenar, o no, aún más a la miseria a quienes pueden ser sus padres o sus abuelos. Simplemente, no aprueben esta medida.

El autor es abogado previsional. Director del Instituto de Derecho de las Personas Mayores y Políticas Gerontológicas del Colegio de Abogados de Morón.

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