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Prisioneros brasileños se amotinaron y tomaron rehenes en una cárcel de Río de Janeiro

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Presos de una cárcel del estado de Rio de Janeiro iniciaron este domingo un motín después de un intento fallido de fuga y tomaron a algunos funcionarios como rehenes, informaron las autoridades, que no especificaron si hay muertos o heridos dentro del presidio.

La rebelión se inició durante la tarde en la Penitenciaria Milton Dias Moreira de Japeri, una zona deprimida formada por barrios vecinos a la ciudad de Río de Janeiro, un estado que el pasado viernes fue intervenido en el área de seguridad para frenar la creciente violencia.

"Inspectores de seguridad y administración penitenciaria frustraron una tentativa de fuga de internos", informó la Secretaría de Administración Penitenciaria (Seap) de Rio en un comunicado. "Enseguida, los internos iniciaron un motín", añadió.

En la prisión más de 2.000 reclusos están hacinados en una instalación construida para albergar a menos de 900 personas

De acuerdo al sitio de información G1, siete agentes fueron tomados como rehenes, tres de los cuales ya habrían sido liberados de esta prisión que, como muchas en el precario sistema brasileño, padece de una fuerte superpoblación.

Varias unidades de la policía militar, así como del batallón de choque se desplazaron inmediatamente hacia la cárcel, donde según mostraron imágenes de televisión también acudió al menos una ambulancia.

A @PMERJ informa que se encontra no entorno da Penitenciária Milton Dias Moreira, em Japeri, com policiais do #COE e #24BPM, auxiliando equipes da #SEAP a conter rebelião. pic.twitter.com/5AxuYep3n2

— PMERJ (@PMERJ) February 18, 2018

De acuerdo con medios locales, los agentes penitenciarios fueron abordados durante un control de presos por unos reclusos que iban armados con revólveres y pistolas.

En la prisión más de 2.000 reclusos están hacinados en una instalación construida para albergar a menos de 900 personas.

El motín se declaró después de que el presiente de Brasil, Michel Temer, ordenara el viernes a las fuerzas armadas que dirijan la lucha contra el crimen organizado en el violento estado de Rio de Janeiro, para evitar que esa "metástasis" se siga propagando por el país.

Tras el anuncio del decreto, inédito desde la restauración de la democracia en 1985, las autoridades penitenciarias de Rio mandaron una nota el domingo informando de que habían reforzado las "medidas de control" en los presidios del segundo estado más rico del país.

El incidente fue el más reciente de una serie de rebeliones mortales en las cárceles de Brasil, que experimentan violencia endémica y están bajo el control de facto de poderosas bandas de narcotraficantes.

Grupos de derechos humanos califican a las condiciones carcelarias como medievales, con escasez de comida y celdas a menudo tan apretadas que los reclusos no tienen espacio para tenderse.

Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo con 726.712 presos, según los últimos datos oficiales de junio de 2016. La cifra casi duplica la capacidad penitenciaria del país, calculada en 368.049 cupos para 2016.

El comienzo de este año estuvo marcado por choques en varios centros penitenciarios brasileños, con motines como los que dejaron nueve muertos en una prisión de Goiania (centro-oeste) a inicios de enero o el que se saldó con diez fallecidos en Ceará (noreste) hace menos de un mes.

Desde enero de 2017, cuando se agudizó la crisis carcelaria con una masacre en un complejo de Manaos (norte) con 56 muertos, la guerra entre grupos rivales en los presidios brasileños ha dejado más de 100 fallecidos.

(Con información de Reuters, AFP y EFE)

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