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María Julia Oliván: «Me encanta ver que mi hijo es igual a mí»

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María Julia Oliván junto a su hijo Antonio Foto: Maxi Didari / Para Ti Mamá

Es una auténtica mujer de este tiempo. Una periodista activa y reconocida, que se maneja con soltura y fluidez tanto en medios gráficos como audiovisuales y, aunque es joven, ya cuenta con una larga trayectoria profesional.

NACE UNA MAMÁ

–¿Cómo transitaste los primeros meses?
–Yo estaba re contenta, y por supuesto cansada. Había bajado el nivel laboral, pero por ejemplo no pude dejar el portal, siempre tuve que estar conectada. A los 3 meses empecé a trabajar otra vez en la radio, 6 horas. Pero al final renuncié porque no quería estar tanto afuera con él tan chiquito. Tenía apenas 6 meses y quería disfrutarlo y que tuviera a su mamá. Como les pasa a todas, dormía poco y mal, tampoco es que ahora es una maravilla… Todavía me pasa que algunas noches me cruzo, me levanto en medio de la madrugada, embolada, pero cuando lo veo, lo abrazo, lo empiezo a besar y… ¡me hago una fiesta!

Estoy mucho más cansada pero no sorprendida. Pensé que iba a trabajar mucho menos pero se dieron cosas que no esperaba.

–Dentro de todo pudiste hacer una buena transición y volver a trabajar gradualmente.
–Estoy mucho más cansada pero no sorprendida. Pensé que iba a trabajar mucho menos pero se dieron cosas que no esperaba. No dejé el portal, obvio, pero cuando renuncié a la radio me ofrecieron hacer un programa una vez por semana. Los medios me fueron ayudando, adaptándose a mi necesidad de estar más con él, que es un poco lo que quiero. Pero lo disfruto mucho. Por supuesto que me canso, como toda madre, y a veces es como que me duermo al aire, jaja, pero es normal, nos pasa a todas.

María Julia no tenía en sus planes volver rápidamente a la escena laboral, pero “se dieron cosas que no esperaba”. Foto: Maxi Didari / Para Ti Mamá

PRESENTE

–¿Cómo te descubriste como madre?
–Bien. Pensé tanto en el asunto, y la realidad es que no podés planear nada porque cambia cada dos días. Antonio es el nene más simpático del mundo, pero ahora está en una etapa que llora cuando ve gente, es una novedad. Y todo el tiempo vas cambiando la receta. Esa cosa de adaptarte a él, entender que es una persona aparte, con sus gustos, su personalidad.

–¿Te ves reflejada en algo o tiene cosas del papá?
–Es igual de chueco que el papá, el mismo cuerpo. Y de cara, me la paso mostrando fotos de cuando yo era bebé y lo veo igual a mí. ¡Les pido a todos que me digan que es igual a mí, jaja! Es muy lindo encontrarle gestos, mil cosas hace igual que yo. Eso me encanta y me llama la atención.

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