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Luis «Pollo» Bassi y «Macaco» Muñoz, condenados por un crimen

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16-05-2017 | JUDICIALES | ROSARIO
Luis "Pollo" Bassi y "Macaco" Muñoz, condenados por un crimen

Les atribuyeron haber participado de una saga en la que fue asesinado Juan Pablo Colasso. El tercer acusado, Milton Damario, fue absuelto

"Me tiró como mil tiros el Pollo", escribió desde su celular Juan Pablo Colasso la noche del 14 de noviembre de 2012. Ese día se había enfrentado a balazos dos veces en una hora, en un radio de diez cuadras de Villa Gobernador Gálvez. La noche siguiente le regaron de plomo el frente de su casa. Luego de esos tres anuncios lo mataron la madrugada del 16, cuando él mismo convocó por teléfono a sus adversarios y los esperó en la vereda con un chaleco antibalas, una pistola y una escopeta que no alcanzó a usar: lo inmovilizaron con disparos de ametralladora y lo remataron con dos tiros en la cabeza.

Por participar de ese crimen y de los tiroteos previos fue condenado a 16 años de prisión el ex barra de Newell's Luis "Pollo" Bassi, dueño de un boliche y una remisería de esa ciudad. Junto con él fue sentenciado a 14 años Facundo "Macaco" Muñoz mientras que el tercer acusado, Milton Damario, fue absuelto por la duda en todos los casos.

Conocidos

Los acusados son quienes en marzo afrontaron un juicio oral por el crimen del ex jefe de la banda de Los Monos, Claudio "Pájaro" Cantero. Bassi llegó a ese debate como instigador; Muñoz y Damario como los sicarios que a sus órdenes ejecutaron a Cantero la madrugada del 26 de mayo de 2013 frente al boliche Infinity Night de Villa Gobernador Gálvez. Los tres fueron absueltos por la duda porque el tribunal no halló suficientes pruebas en su contra.

Con ese fallo a su favor, los tres siguieron presos en Coronda a la espera del veredicto del caso Colasso. Ayer el juez Edgardo Fertitta los notificó de su decisión cristalizada en un fallo de 242 páginas.

Esta es la primera condena para Bassi en su vida. Muñoz tenía sentencias previas que se unificaron con esta en 18 años de cárcel. Ambos fueron considerados partícipes necesarios del homicidio agravado de Colasso y coautores de los dos ataques previos. El primer incidente de la saga fue enrostrado sólo a Bassi, que por eso obtuvo la pena más alta.

Damario fue absuelto por los ataques a Colasso pero condenado a tres años de cárcel por gestionar un carné de conducir falso que llevaba al ser detenido. También tiene condenas previas por narcotráfico y por el crimen de Lucas Espina en enero de 2013, pendiente de revisión. Su condena se unificó en seis años con otra previa por portación de arma.

De amigos a rivales

Colasso tenía 30 años y un hijo chico con una mujer de la que estaba separado. Vivía con sus padres. Había integrando el clan Bassi hasta que terminó embarcado en una "peligrosa enemistad" con el Pollo, según contaron sus amigos en la causa de trámite escrito. Su hermano, que presenció el primer tiroteo, dijo que la enemistad había surgido en el seno de la barra de Newell's.

Tanto el Pollo Bassi como Colasso —contó el testigo— integraron la barra en la época en que mandaba Diego "Panadero" Ochoa, ahora preso y condenado por el crimen de su antecesor Roberto "Pimpi" Caminos. Hasta que una porción de la barra enfrentó a Ochoa para quitarle el liderazgo y entonces Bassi quedó entre los adversarios y Colasso en el otro bando.

Otra versión recogida en el texto del fallo sitúa el inicio de la rivalidad en otro ámbito. Según un vecino de Colasso, surgió en el boliche Brújula donde éste trabajara hasta que los Bassi lo acusaron de quedarse con dinero.

El padre de la víctima también corrió la disputa de la cuestión futbolística: "Cuando se pelearon con el Panadero mi hijo se quedó con Bassi. Incluso trabajó en la remisería con él, así que no sé qué pasó. Recuerdo que aproximadamente un mes antes mi hijo tuvo un problema en el boliche. El Pollo le había mandado a pegar, mi hijo lo buscó al patovica que le pegó y creo que eso enojó al Pollo".

Perseguido

En ese marco a Colasso lo persiguieron dos días hasta matarlo. El primer cruce fue en la zona bancaria de Villa Gobernador Gálvez el 14 de noviembre de 2012. Colasso iba por avenida San Martín en su Peugeot 307 gris. Lo acompañaban su hermano Lucas y su amigo Eduardo M. Al llegar al semáforo de Eva Perón comenzaron a dispararles desde una camioneta Dodge Ram roja. Colasso eludió el ataque a los tiros. No hubo heridos pero un proyectil rompió el vidrio de una agencia de motos y otro destrozó la óptica de un auto.

Las cámaras de un banco registraron el incidente. "En la plaza A la Madre la chata roja que manejaba Maxi Bassi, con el Pollo como acompañante, se nos puso a la par y nos tiraba tiros", contó el hermano de Colasso, quien indicó que el conductor era el único de los tres que iba armado.

"Fueron los Bassi con esa chata roja que los conoce toda la ciudad", dijo en ese momento a la policía una mujer. "Juan Pablo decía que la chata era del Pollo y su gente", añadió el amigo de Colasso que iba en el asiento trasero del 307.

Con estos elementos el juez Fertitta acusó a Bassi de ser el autor de esos disparos. El hecho de que la propia víctima lo ubicara en esa escena —como lo hizo Colasso en numerosos mensajes de texto que envió— selló la suerte del Pollo en la causa por el homicidio. Es que en la zona bancaria se hallaron dos vainas servidas calibre 38 y una calibre 45 que fueron disparadas por el mismo revólver 38 largo y la misma pistola semiautomática usadas en el crimen dos días más tarde.

Duelo

Tras la primera intimidación Colasso se refugió en su casa. Pero no se tomó mucho tiempo para meditar el próximo paso. Una hora después salió a la calle a reanudar el duelo.

En Oppici y Soldado Aguirre, y a bordo del Renault Kangoo de un amigo al que le dicen “Gordo”, quien lo acompañaba con Edgardo M., Colasso se tiroteó con cuatro rivales que iban en un auto oscuro. No hubo heridos pero sí tres vehículos baleados. “Estaban el Pollo con los hermanos, un tal Negro Ariel, Milton Damario y Macaco Muñoz”, le contó luego Colasso a su hermano.

Fertitta condenó por este ataque a Bassi a partir de esa revelación y además porque lo mencionaron amigos y vecinos, y por el material balístico secuestrado en el lugar: ocho vainas servidas, un cartucho de escopeta y tres balas. Una vaina calibre 45 coincidía con otra hallada una hora antes en la zona bancaria. Y otra calibre 40 fue disparada por la misma arma que horas más tarde dejaría siete vainas en la escena del crimen.

Muñoz, en tanto, fue condenado por el segundo ataque porque de un celular a nombre de su padre partió ese día un llamado al teléfono celular de Colasso. La víctima no lo atendió pero sí le envió numerosos mensajes de texto para reprocharle el atentado. En cambio contra Damario no surgió otra prueba adicional y por eso fue absuelto.

Mensajes

A la noche Colasso empezó a enviar mensajes contando que “la rata del Pollo” le había tirado “como mil tiros” con “unos quince” tiradores más. Luego pasó la noche del 14 de noviembre refugiado en la casa de un amigo que lo vio “muy raro, ansioso, alterado, como drogado”.

En su casa de Bordabehere 1483 dormían sus padres cuando, ya a la madrugada del 15, balearon el frente con 24 tiros desde un Volkswagen Gol azul. Por las pericias balísticas y los dichos de familiares y vecinos, Pollo y Macaco fueron ligados a esta nueva amenaza armada.

Según confiara él mismo a sus allegados en textos recuperados de su celular, luego de ese ataque Colasso fue hasta la remisería de Bassi y le tiroteó los autos. La represalia no tardaría en llegar.

Solo contra todos

El desenlace llegó frente a la casa de Bordabehere al 1400, cerca de las 4 de la madrugada del 16 de noviembre. Los registros del celular de Colasso revelan que intentó reunir refuerzos para enfrentarse a sus enemigos pero no encontró apoyo y los desafió solo. Los vecinos vieron cómo iba y venía exaltado por la calle, con un chaleco antibalas y una ametralladora en la mano. “Empezó a gritar que lo vinieran a buscar, que allí estaba”, contaron.

La pericia telefónica reveló que no le gritaba al viento sino que hablaba por teléfono. Su última llamada duró seis minutos y fue al celular registrado a nombre del padre de Muñoz.

Para el juez, fue a Macaco a quien Colasso enfrentó a su último duelo. Enseguida se acercaron dos autos con cuatro ocupantes cada uno desde el que inmovilizaron a Colasso con tiros de metralla a las extremidades: recibió un disparo en la mano derecha, dos en el muslo derecho, otro en el muslo izquierdo. Luego de un breve silencio retumbaron en la cuadra dos tiros más: los de remate, a la cabeza.

Colasso quedó tendido junto a una gorra blanca perforada y manchada de sangre. Llevaba en la cintura una pistola nueve milímetros cromada y una bolsita con balas calibre 38. Cayó al lado del 307 gris con el que había escapado de las mismas balas dos días antes.

La constatación de que las balas fueron lanzadas por las mismas armas en las distintas escenas fue “determinante respecto a la situación de Luis Bassi”.

“Si bien físicamente no es ubicado en el lugar en el que se le dio muerte a Colasso, en el hecho se utilizaron las mismas armas que en injustos anteriores”, evaluó el juez. Por lo mismo, más el llamado telefónico quedó implicado Muñoz, mientras que Damario terminó absuelto porque no hubo en su contra más que “una simple mención en el vecindario”.

Custodiando un supermercado

Un vecino de Juan Pablo Colasso relató en el juicio pormenores del clan Bassi. “Al momento de los saqueos en diciembre (de 2012) vi al Pollo Bassi con una ametralladora chica en la mano tirando tiros al aire en calle Filippini frente a un supermercado Coti. El estaba cuidando. Luego vino el intendente a ver qué pasaba y los vi juntos. El Pollo tiraba al aire como para dispersar a la gente que se acercaba a saquear, pero no hubo heridos. Siempre se dijo que estaban en la venta de autos robados, pasó a querer manejar droga y custodiaba camiones de basura que salían cuando otros hacían paro”.

Fuente: Sin Mordaza – La Capital

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