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«Los radicales tienen que jugarse, la hipocresía no me gusta»

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03-07-2016 | POLITICA | MIGUEL DEL SEL
"Los radicales tienen que jugarse, la hipocresía no me gusta"

Desde Panamá, donde maneja la embajada Argentina, Miguel Del Sel se metió de lleno en política santafesina con un ultimátum al radicalismo por su doble pertenencia: socios del PRO a nivel nacional y del socialismo en la provincia.

Desde Panamá, donde maneja la embajada Argentina, Miguel Del Sel se metió de lleno en política santafesina con un ultimátum al radicalismo por su doble pertenencia: socios del PRO a nivel nacional y del socialismo en la provincia. "Los radicales tienen que decidirse. En la vida hay que jugarse. La hipocresía no me gusta. Creo que lo van a hacer ya, porque no les queda otra alternativa", disparó el ex candidato a gobernador.

En una extensa entrevista en la capital panameña con La Capital y otros medios santafesinos que cubrieron el vuelo inaugural de Copa a Rosario, Del Sel reconoció que la gestión de Mauricio Macri tiene problemas, pero advirtió que la herencia recibida "fue tremenda. Dejaron un país chocado que estamos llevando al service pero lleva su tiempo", graficó.

El embajador argentino contó cómo se vivió en el país centroamericano los Panamá Papers, escándalo que situó en la esfera privada. "Mauricio dio la cara y explicó todo; me pareció genial", dijo sobre la mención del presidente en una sociedad offshore.

En ese sentido se mostró partidario de que todos los funcionarios nacionales "traigan a la Argentina sus ahorros ahora que arrancó una nueva etapa". Y de inmediato aclaró: "Yo no tengo un peso afuera, la tengo toda en Santa Fe".

Se lo nota entusiasmado en su nuevo rol de embajador, con vínculo fluido con los 4.000 argentinos que viven en Panamá. Mantiene el perfil que construyó con los Midachi. En la nota no paró de cantar, imitar a personalidades y nacionalidades y contó uno y mil chistes. Generó reiteradas carcajadas entre los cronistas.

—¿Cómo está viviendo este nuevo rol?

—Estoy muy feliz, muy cómodo. Llego a la embajada a las 8 de la mañana y me voy a las 17. Lo mío es ser un nexo, un puente, ayudar, gestionar, hablar de Argentina en Panamá. Acá hay mucho entusiasmo, dicen que Argentina va a ser la estrella en 2017 después del triunfo de Mauricio. En tres meses no paré un sólo día. Ya pasó lo de la derrota electoral. O vivís del recuerdo o mirás para adelante. Yo sé que mi rol como embajador lo estoy cumpliendo bien. El otro día estuvo la canciller Susana Malcorra y elogió mi tarea acá. Para el 25 de Mayo hicimos un gran evento, traje a los Nocheros gratis, conseguí 3.500 empanadas, el vino y la cerveza, fue un evento espectacular con mil argentinos, 23 embajadores y que vamos a repetir el 9 de Julio.

—¿Esperaba esta designación como embajador?

—No la esperaba para nada. Perdí la elección a gobernador y quedé nocaut diez días en casa. Fue una derrota muy justa y muy dudosa. Y después me sumé a la campaña de Mauricio para que sea presidente.

—¿Se deprimió?

—¡Cómo no me voy a deprimir! Messi se deprimió ahora. Fueron cinco años de mi vida donde me entregué a la política para generar un cambio para la gente. Cuando ganó Mauricio muchos amigos me decían: "Vos tenés que pedir, se están acomodando todos". Yo no pedí nada. En mi interior dije ojalá me toque la posibilidad de hacer algo por los clubes a nivel nacional. Después de un mes me llama Marcos (Peña) y me dice que querían que vaya a Panamá de embajador. Le pedí algunos días para pensarlo y acepté. Lo tomé como un premio.

—¿Le pareció un cargo menor, que lo sacaba del centro de la escena política santafesina?

—Para nada. Si me mandan a Washington puedo estar en problemas porque no hablo inglés. Ya había venido a actuar acá, lo conozco a Rubén Blades, a Mano de Piedra Durán y otras figuras. Además la gente me reconoce mucho por el personaje de la Tota, soy salsero y me gusta el calor. Estoy en mi salsa.

—¿Cómo ve los seis meses de la gestión de Macri a la distancia?

—Con problemas, lógico. Dejaron el auto chocado y Argentina tumbó. Por suerte se están descubriendo cosas para que la gente crea lo que pasó. Parece que tuvo que pasar López con los bolsos y la pala para entender lo que hicieron. Macri recibió un país destruido, sin plata, no nos dejaron ni información. Hay que arrancar de cero, lo que significa llevar el auto al taller, hacerle chapa y pintura, el motor, las gomas. No hay magia.

—¿El tarifazo no le pareció brutal?

—Pero si lo comparás con otras lugares es algo lógico. En Santa Fe pagué 1.800 pesos (de electricidad) y en Buenos Aires amigos míos pagaban 28 pesos. En Santa Fe la EPE se sumó al aumento, pero durante doce años no congeló sus tarifas. Acá hay que acomodar, equivocarse y corregir. No creo en los Estados que se hacen cargo de todo. No podés tener el 30% de la población con planes, empresas subsidiadas porque la única opción es hacer girar la maquinita, que encima el dueño era Boudou. Por suerte llegó la verdad y se descubrió la mentira, que la podían sostener con un enorme aparato de propaganda oficial y muchos se la terminaron creyendo.

—Llegó a un destino supuestamente tranquilo y saltó el escándalo de los Panamá Papers, ¿cómo lo manejó?

—Los primeros días me sonaba el teléfono todo el tiempo, dejé pasar tres días, me informé un poco y expliqué la situación. El estudio Fonsseca es un estudio jurídico privado con empresarios y bancos. La embajada no tiene nada que ver. Acá pegó fuerte, es un problema que tiene Panamá y el gobierno de Varela.

—Pero apareció el nombre de Macri. ¿Lo salpica?

—Quizás lo salpica, yo no tengo un peso fuera del país. Pero Presidencia sacó un comunicado y al otro día Mauricio salió a hablar. Tengo mi campo en Santa Fe y nada más. Si se han llevado la plata es por la corrupción, porque te fundís. Si hay funcionarios con la plata afuera la tendrán que traer, caso contrario estarán con el culo entre las manos.

—Para usted, ¿un funcionario que es parte de un gobierno que busca el desarrollo del país, tiene que traer la plata de afuera?

—Creo que la tienen que traer. Yo no quiero culpar ni defender. Si metieron la pata, que lo paguen. Si hay corruptos en el gobierno de Mauricio no los voy a defender porque son de los míos. Acá el país se arregla con una gestión transparente y con tipos de bien. Que la Justicia investigue, ahora con la nueva Corte. La impunidad y la corrupción le hicieron muy mal al país.

—¿Cómo observa la gestión de Lifschitz en la provincia?

—Le deseo la mejor de las suertes, se lo dije antes de venir, cuando me invito a comer a su casa. Mis hijas viven en Santa Fe, mi familia, mis amigos. Sé que tiene problemas, ojalá le vaya bien.

—¿Cuál es su plan para el futuro? ¿Vas a ser candidato a diputado el año que viene o a gobernador en 2019?

—Puede ser. No tengo plan. No sé qué pedido voy a tener de Mauricio, aunque sé que no estoy obligado a nada. Así como él me llamó y yo un día acepté, me puede llamar ahora y yo decir que no. Hace cinco años que estoy en política y me ha quitado cosas. No sé que será de mi futuro.

—¿Se animarías a ir a una interna con José Corral en Cambiemos por la Gobernación?

—Por qué no. Me tocó competir con Binner, Obeid, Rossi, Perotti y Bonfatti. Competí con todos los monstruos de la provincia, cómo no me voy a animar. Si Mauricio elige a Corral o a quien sea yo voy a estar acompañando y feliz. Hay mucha gente muy buena para ocupar los cargos que hacen falta.

—¿Cómo ve a los radicales en Santa Fe, que son socios de Cambiemos a nivel nacional y del socialismo en Santa Fe?

—Si los habré puteado. Una semana antes de las elecciones nacionales fueron en contra mío y a la siguiente semana nos estábamos abrazando. Me hicieron toda la campaña en contra. Tienen que decidirse. La hipocresía no me gusta. Tienen que jugarse. Creo que lo van a hacer ya, porque no les queda otra alternativa.

Fuente: SM – La Capital

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