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A más de dos años de surgido el coronavirus, la ciencia sigue estudiando sus efectos a largo plazo en humanos, es decir los síntomas de COVID prolongado y aquellos que no generan una señal clara para diagnosticar.

Una de las últimas y más importantes advertencias médicas efectuadas es que las personas que transitaron la enfermedad COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiovasculares dentro del primer año después de la infección, según ha revelado un estudio de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

La investigación, publicada hoy en la revista Nature Medicine, señala que algunos de estos problemas son ritmos cardíacos disruptivos, inflamación del corazón, coágulos de sangre, accidente cerebrovascular, enfermedad de las arterias coronarias, ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca o incluso la muerte.

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El estudio determinó que el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, por ejemplo, aumentó en un 63 % después de cursar la enferemedad COVID-19, mientras que la probabilidad de sufrir una enfermedad de las arterias coronarias o un derrame cerebral aumentó en un 72 % y un 52 %, respectivamente.

De hecho, se ha identificado que las enfermedades cardíacas, incluidas la insuficiencia cardíaca y la muerte, ocurrieron en un 4% más de personas que habían contraído el virus. En concreto, las personas infectadas con el virus tenían un 55 por ciento más de probabilidades que las personas sin COVID-19 de sufrir un evento cardiovascular adverso importante, que incluye ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte.

Los científicos demostraron que, más allá de los primeros 30 días después de la infección, las personas con COVID-19 tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular incidente que abarca varias categorías, incluidos trastornos cerebrovasculares, arritmias, cardiopatía isquémica y no isquémica, pericarditis, miocarditis, insuficiencia cardíaca y enfermedad tromboembólica.

Las vacunas ‘podrían reducir el riesgo’

El profesor Eric Topol, médico cardiólogo prestigioso de EEUU y una voz referente en la pandemia, dijo que el estudio es la “primera evaluación integral” de las consecuencias cardiovasculares persistentes posteriores al COVID-19, lo que confirma las primeras indicaciones de que el virus aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca.

Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de East Anglia, agregó que aunque el artículo es sólido y los hallazgos preocupantes, es probable que el mayor riesgo de enfermedad cardiovascular disminuya con el paso del tiempo. Agregó que las vacunas contra el COVID probablemente también marcarán una gran diferencia, ya que la mayoría de las personas incluidas en el estudio contrajeron el virus antes del lanzamiento de las vacunas. “Es plausible que las personas que han tenido infecciones después de una vacuna no tengan un riesgo mayor después. Pero aún no podemos decirlo con certeza”, concluyó el profesor Hunter.

Fuente: Infobae

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