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El cumpleaños de Boudou en Ezeiza

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Los que visitan a Amado Boudou, que por ahora no son muchos, lo ven de "buen ánimo" y "fuerte", dicen que "come bien" y que aunque cuando llegó al penal de Ezeiza el módulo donde fue alojado no estaba en buenas condiciones, ahora está un poco más limpio.

En el área de máxima seguridad Boudou se levanta temprano y a las 8 está listo para el conteo que se repite cuando los presos vuelven a la celda doce horas después. En la cárcel de Ezeiza las celdas son individuales pero los presos del módulo (seis en este caso) comparten un área común donde por ejemplo el ex Vicepresidente pratica crossfit con un oficial del ejército colombiano a quien conoció allí adentro.

Una persona que lo vio cuenta que cuando entró a su celda, después de haber pasado por el hospital donde controlaron su estado de salud, se encontró con una foto de Mauricio Macri y de Juliana Awada pegada sobre la pared.

Los viernes y domingos el penal habilita las visitas masculinas y los martes y sábados de mujeres, siempre bajo estricto control y sin prerrogativas para Boudou, aseguran los que lo han estado allí.

Así pasó ayer su cumpleaños número 55 en la cárcel de Ezeiza y, aunque cayó en domingo, como a todo preso le permitieron que fuera su mujer, Mónica García de la Puente, con quien espera mellizos. Ayer incluso recibió por primera vez a personas que no son familiares como su amigo Manuel Quieto y Daniel Tognetti (ambos habían ido al penal el viernes para completar los trámites que les habilitaran el ingreso pero ese día no alcanzaron a verlo). El músico y el periodista se sentaron con Boudou en el salón de visitas mientras a pocos metros otro detenido, Lázaro Báez, recibía a un señor que lo fue a ver.

Hoy, feriado, está previsto que el abogado del ex vicepresidente vaya al penal para definir con su cliente la estrategia con la que encararán mañana una audiencia clave en la que se define el pedido de excarcelación.

Mientras tanto, el ex Vice lee mucho intramuros. Entre lo que lee tiene varios libros de economía aunque por su cumpleaños sumó uno de regalo: "La conjura de los necios", una tragicomedia cuyo autor, John Kennedy Toole, tuvo un final trágico cuando aún no había logrado publicar la novela.

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