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Del amor al dolor: la historia de Kiki, el pequeño que perdió a dos familias en tres años

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Kiki junto a Cristina Morla y Sergio Gigliotti, las personas que lo cuidaron más de dos años

Tenía un año recién cumplido. Kiki, el protagonista de esta historia, fue despojado de los brazos de su mamá biológica por la Subsecretaría de Derechos de Niñez de Santa Fe, luego de entender que la mujer ponía en riesgo la integridad física del pequeño. Esa fue la primera vez. El 18 de enero, Sergio y Cristina comenzaron a convivir con el peor de los dolores: Kiki, a quien habían cuidado por más de dos años, volvía a ser separado para ser trasladado a otra familia, aunque esta vez los motivos no se vieron teñidos de violencia o maltratos. Todo lo contrario. Y esa fue la segunda vez.

En poco más de tres años, Kiki perdió a dos familias. Sergio Gigliotti y Cristina Morla se encargaron de cuidarlo en el marco del programa Familias Solidarias luego de haber sido separado de su madre biológica. El mismo depende exclusivamente de la subsecretaría y consiste en ubicar a los niños durante seis meses en alguna familia que lo cuide para luego reubicarlo bajo el cuidado de una "familia definitiva".

"A veces es Kiki y a veces es Terremoto", dice su papá de corazón, al mismo tiempo que se le escapa una leve sonrisa entre tanto dolor. "Tenés que conocerlo. A veces es un demonio, pero muy cariñoso", le agrega a Infobae, mientras exhibe y enfrenta la angustia transformada en cansancio.

El 26 de diciembre de 2017 citaron a la pareja, junto a Kiki, para informarle que el pequeño tenía un hermano, de 8 meses, que se encontraba en su misma situación. "Previo a eso, en octubre, presentamos ante la Justicia una petición para tener la guarda pre adoptiva. En noviembre les informamos que nos íbamos de viaje, nos dijeron que estaba todo bien y que iban a notificarnos el permiso. Cuando nos volvieron a contactar, fue para contarnos que Kiki tenía un hermano", cuenta Sergio.

"Kiki, vinimos a hablar" -le dijo una asistente social-; "mirá, tenés un hermano, vení". El pequeño se asustó y esa noche, de madrugada, se acercó hasta la cama de Cristina para decirle: "Mamá, ¿puedo dormir con vos?".

"Tanto Cristina como yo tenemos dos hijas más grandes. No queríamos adoptar. Él nos adoptó a nosotros. Entonces, si aceptamos las reglas del juego, ¿por qué demoraron tanto en contarle lo de su hermano? ¿Por qué nos lo sacaron de nuestros brazos para entregarlo a otra Familia Solidaria", se pregunta Sergio. Kiki, actualmente, está alojado con otra pareja que lo cuida hasta que se resuelva su situación.

Cristina y Sergio reclaman para que la Justicia se expida a favor de ellos

La ley 12.967 manifiesta que el Estado está obligado a encontrarle al pequeño una familia definitiva luego de los seis meses de convivencia con la "familia transitoria". El dolor de sus papás radica en el desprendimiento: "Entendimos que Kiki no merecía volver a ser despojado de un ambiente familiar y ser trasladado a otro, para luego encontrarle otro escenario definitivo. Tiene 3 años, va a convivir con 4 familias, le dijeron que tiene un hermano y pretenden que tome los hechos como un adulto. Por eso pedimos que vuelva con nosotros para que pueda seguir creciendo, junto a su hermano, con todo el amor y la tranquilidad que lo hizo hasta hoy", expresa su Sergio.

Infobae se contactó con Andrea Travaini, subsecretaria de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia en Santa Fe. La funcionaria explicó: "Desde el 10/6/16 al 23/6 del mismo año el niño fue alojado provisoriamente por una institución hasta tanto se encontrase una Familia Solidaria adecuada a sus necesidades. El 23/6/16, previa evaluación del equipo técnico del Programa Familias Solidarias, se aloja al niño, siendo está una familia monoparental, mediante un acuerdo legal en el que se explicita la imposibilidad de adopción y se acuerda la transitoriedad del acogimiento".

Travaini agregó: "En marzo 2017 se solicita al juzgado de familia interviniente resuelva definitivamente la situación del niño, declarándolo en Estado de Adoptabilidad. En mayo de 2017 nace un hermano del niño en cuestión, quien es alojado por otra Familia Solidaria. El nacimiento del niño fue debidamente informado a Cristina Morla como la futura vinculación entre ambos hermanos y que se sugeriría que ambos fueran adoptados por una misma familia del RUAGA (Registro Único Provincial de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos). Cabe destacar que la ley prohíbe la adopción por parte de familias solidarias. Y que la justicia le ha denegado a esta familia la posibilidad de adoptar el niño".

"Lo que dice la subsecretaria es mentira. Nunca nos notificaron nada, nos enteramos de todo el 26 de diciembre cuando a Kiki le dijeron que tenía otro hermano. ¿Cómo vamos a estar peleando por él si ellos hubiesen hecho las cosas bien? ¿Cómo no vamos a querer que esté con su hermanito? Mienten descaradamente", explica Sergio en relación a las palabras de Travaini.

La caja de herramientas con la que jugaba Kiki

"Ellos lo ven como un expediente, nosotros como a nuestro hijo. No queremos estar en casa si no estamos con él. Somos grandes, nuestro corazón está formado, pero él comenzó a sentirse amado y le volvieron a modificar su vida. Necesitamos que la Justicia se expida a nuestro favor. No estamos enojado. Solo queremos que entiendan que él nos adoptó a nosotros, y está sufriendo", concluye Sergio.

Kiki, echado en el suelo, esperará que su papá llegue de trabajar para abrir su caja de herramientas de juguete, desarmar su moto roja y volver a armarla. Que lo venga a buscar, lo lleve al club, le ponga la malla y lo deje meterse a la pileta. Al otro día, sueña con despertarse para ir al jardín y ser uno más, entre tantos "terremotos", criado a través de las sonrisas y contaminado únicamente de amor.

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