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Damiselas todavía en apuros

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Por Moira Soto

Damiselas en apuros

Fines de 2012. Ganas de pergeñar una publicación de inspiración feminista, inclusiva, amena, combinando ligereza y cierta profundidad; abierta a muy diversas temáticas, a cuestiones actuales, y a sucesos y personajes históricos que –de una manera u otra-jalonaron el camino de emancipación de las mujeres en un mundo forjado por y para los varones.

El ilimitado espacio digital resultaba sumamente tentador, tanto como idea de no tener que "vender" notas a un/a editor/a que a veces no sabe de qué le estás hablando. Es decir, armar una revista a gusto y a piacere con perspectiva de género, sin intereses comerciales de por medio, nos parecía un proyecto incitante. Así lo conversamos con Guadalupe Treibel, colega y amiga; nos dimos manija, pensamos en secciones posibles: chicas de tapa poco convencionales largamente entrevistadas, exaltación de placeres culpables, rescate de ilustres desconocidas… También planeamos subvertir un poco espacios típicos de revista femenina: el horóscopo, el consultorio sentimental, la miscelánea de noticias.

Chacarita, vista por Guadalupe Treibel

Prestamente, el blog revista bautizado Damiselas en apuros fue tomando forma y color sobre el papel. Hicimos listas de posibles reporteadas, convocamos a la dramaturga, actriz y directora Mariela Asensio que, rauda, aceptó hacer Escenas de la vida diaria (una columna que perduró en el tiempo y prosigue hoy), a Sebastián Spreng (artista plástico y crítico musical que reside en Miami) para proponerle escribir con su estilo entre erudito y campechano sobre divas de la ópera (otra columna que persiste). Para ese primer número, el dramaturgo y director Mariano Tenconi Blanco aportó un texto sobre la violencia hacia la mujer en la publicidad; Guadalupe se hizo cargo de la rotunda rockera Beth Ditto, Laura Palacios del Consultorio y asimismo empezó a entregar, capítulo a capítulo, el folletín Aunque sea pecado (que ya concluyó). Y hasta Virginia Woolf participó en esa edición primigenia con un hermoso escrito sobre la actriz Ellen Terry, mientras que Lupita Bell inventó un horóscopo ficcional tomando a chicas almodovarianas (una sección que se volvió permanente trayendo a heroínas de cómic, diosas del Olimpo, personajes femeninos shakespearianos…). Y en la tapa, amplia interviú a la actriz Ana María Castel (luego seguida por Stella Galazzi, Claudia Lapacó, Karina K, María Nieves, Melania Lenoir, Ingrid Pelicori, Malena Solda, Belén Blanco, Maricel Álvarez, Lorena Vega, entre otras, incluyendo a la destacada astrónoma Gloria Dubner, a la economista Mercedes D'Alessandro, a la pintora Diana Dowek).

La actriz Ellen Terry

Una felicidad el lanzamiento de ese primer número que en el Modo de empleo avisaba que una damisela no es ni una dama ni una damita, sino una mujer de cualquier edad y condición que no se toma demasiado en serio a sí misma, salvo que se trate de defender sus derechos y los de sus congéneres. Que no se queda en moldes preestablecidos y es capaz de meterse en bretes si la ocasión lo amerita. Por cierto, heredera agradecida de cantidad de damiselas en aprietos que en la vida, las artes, las ciencias, la política supieron salirse con la suya.

Desde luego, el título del blog revista, Damiselas en apuros, aludía a las legendarias chicas aventureras de los seriales del cine mudo: la Irma Vep encarnada por Musidora en Los vampiros (1915) o la Pearl White de Los peligros de Paulina (1914), tempranas protagonistas autónomas que anticiparon a tantos personajes actuales del cine y las series.

Los peligros de Paulina (1914)

A lo largo de 50 números recién cumplidos –uno cada 4, 5 semanas- Damiselas contó con aportes generosos de varones de buena voluntad con respecto a la orientación de la publicación como Mauricio Kartun, Daniel Gigena, Jorge Azurmendi, Pablo Gorlero, Julián Gorodischer, entre otros. Rubén Szuchmacher nos regaló varias crónicas, una de ellas la deliciosa El día que me besó Joan Crawford; Fernando Noy cada tanto esparce a manos llenas unos puñados de purpurina; Luis Novaresio hizo una valiente y fundamentada defensa del derecho al aborto; Kado Kotstzer, de vez en cuando, nos brinda textos picantes como el Diccionario de las Damiselas del Di Tella.

Santa Ágata, mártir de las lolas

A través de 5 años se fue configurando un staff relativamente estable: por varios números –y ojalá regrese cuando le sea posible- se publicaron grandes reportajes del pasado hecho por la escritora Reina Roffé (de Sara Gallardo a Elena Poniatowska…), agudos análisis literarios de Irene Chikiar Bauer, originales reseñas teatrales dibujadas de Maruja Bustamante, collages humorísticos recargados de intenciones feministas de la diseñadora Juliana Rosato.

Novia electrodomesticada, collage de Juliana Rosato

Actualmente, las firmas que aparecen con regularidad –aparte de Asensio y Spreng, antes citados- son las de Diana Fernández Irusta, Amalia Sato, María Emilia Franchignoni, Flor Bendersky (directora de teatro y régisseuse que resultó toda una revelación con sus desenfadados aguafuertes), Mabel Bellucci, Silvina Quintans, Belén Parrilla (actriz, directora, dramaturga que inventó la saga de las Mujeres sueltas de fábula, dándole una voz nunca escuchada a protagonistas de cuentos de hadas, a personajes de la mitología e, incluso, a pinturitas como La Gioconda, Gabriela Baby, Carolina Alfonso (haciendo difusión, también escribiendo) y, obvio es decirlo, Guadalupe Treibel ( damisela todoterreno porque, además de la diversidad de temas que encara, hace el armado de la revista) y la arriba firmante. Cada una ofreciendo ideas, intercambiando en un plano siempre horizontal, de igual a igual; cada una entregando siempre materiales de primer agua, sin rubros fijos, participando desde su mirada, con argumentos y matices personales, a un enfoque general –laico, igualitario, abolicionista- que no necesita de la pancarta explícita para transmitir su ideario alejado de la feminidad normativa.

Gioconda, una de las damiselas fabulosas de Belén Parrilla

Puesto que, como decíamos en la primera entrega, "nada de lo humano nos es ajeno, ni siquiera los hombres", podemos ir de una sección de cocina con recetas de Marguerite Duras, a una sucinta historia de los pechos femeninos o la costumbre de bañarse reflejadas por el arte; igualmente, brindar galerías de fotos como la que realizó Treibel en pleno cementerio de la Chacarita (El tiempo, gran escultor)… Desde luego, acompañando, comentando y -cuando se presenta la oportunidad- celebrando los avances y transformaciones respecto del lugar de la mujer en la sociedad, todo con esperanzado espíritu utopista, aliñado con múltiples ilustraciones apropiadas, videos de cine, de música. Como escribe Silvina Quintans en la edición en curso, 50 números de sororidad custodiando, contribuyendo a profundizar en nuestra escala un cambio cultural que ya se puede considerar irreversible.

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