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Claves para comprender el proyecto de la Universidad Docente de CABA

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En el mes de noviembre fue filtrado, desde la Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa, a cargo de Andrea Bruzos, un proyecto que absorbe a todos los Institutos de Formación Docente (IFD) porteños. La Universidad de Formación Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (UniCABA), así, concentraría todos los profesorados de la Ciudad. Ante la reacción de la comunidad educativa de nivel superior no universitario porteña, la ministra de Educación, Soledad Acuña, y varios funcionarios y legisladores oficialistas se apuraron a plantear las razones de este proyecto escueto —tiene tan solamente 15 artículos—, inconsulto y que destruye el sistema actual del nivel.

Rápidamente, también presentaron una encuesta vía redes sociales y el portal del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que reduce la cuestión a si el ciudadano "está de acuerdo con que la carrera docente pase a ser de terciaria a universitaria". Esta falsa disyuntiva queda al descubierto cuando analizamos los argumentos principales del Gobierno porteño y los contrastamos con la realidad.

"Faltan docentes en la Ciudad de Buenos Aires". Efectivamente, esta es una problemática que el PRO parecería descubrir luego de 10 años de gestionar la Ciudad. Sin embargo, nunca explicaron cuál es la relación entre ese problema y la creación de la UniCABA. ¿De qué manera esta nueva institución solucionaría ese déficit? No hay una relación de causalidad entre ambas cosas ni se explicitó jamás qué políticas curriculares lo solucionarían con el nuevo formato.

"Los estudiantes de los profesorados deberían pasar más tiempo en las aulas en las que darán clases". Los planes curriculares institucionales vigentes en los IFD de CABA fueron, en su totalidad, aprobados por la gestión del PRO. Concretamente, el de nivel inicial es de 2014; el de nivel primario, de 2015; y los de nivel medio, dependiendo de la disciplina, fueron aprobados entre 2014 y 2015. Esto significa que aún no hay egresados con los planes vigentes o recién estarían egresando las primeras camadas. En esos planes, que, se insiste, fueron aprobados por este mismo Gobierno, el tiempo que los estudiantes pasan observando y realizando prácticas en las escuelas es de 508 horas cátedra en el nivel inicial, 716 en nivel primario y, dependiendo de la disciplina, alrededor de trescientas en nivel secundario (recordemos que, a diferencia de los niveles inicial y primario, el trabajo docente en nivel medio está organizado mayormente no por cargos sino por horas cátedra).

Esto quiere decir que todos los estudiantes de los IFD se enfrentan, desde su primer año de cursada, con la cotidianeidad escolar. Estos planes curriculares fueron diseñados por los propios formadores de docentes y, vale la pena repetirlo una vez más, aprobados por el Ministerio de Educación PRO. De esta manera, están perfectamente alineados a las necesidades actuales del sistema educativo y, de hecho, tienen una carga muy exigente de cursada, que también redunda en el déficit de docentes recibidos.

"La Universidad jerarquiza la calidad educativa". Tal vez la ministra Acuña o el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta no están al tanto de que, especialmente en nivel medio, hay una importante cantidad de docentes que son egresados de las universidades con mayor presencia en la Ciudad. No hay estudios publicados que analicen si su formación docente y disciplinar es mejor o peor, en términos cualitativos, que la de los egresados de los IFD. Pero, vale como ejemplo, un estudiante del profesorado de Historia del ISP Dr. Joaquín V. González debe completar 1264 horas cátedra en materias relacionadas con la carrera docente, repartidas en 10 materias (cinco anuales y cinco cuatrimestrales), mientras que uno de la Universidad de Buenos Aires debe completar 4 materias cuatrimestrales: dos seminarios, Didáctica General y Didáctica Especial y Prácticas de la Enseñanza. Esto significa que no es la conversión en universidad lo que jerarquiza la calidad de la enseñanza per se, sino que esta debe ser pensada desde la propuesta curricular y las condiciones de infraestructura, independientemente del nombre de la institución.

A pesar de que el Gobierno señala estos problemas, que en rigor no se solucionan con la creación de la UniCABA, en el proyecto de ley de creación no aparece ninguna propuesta relacionada con ellos. Concretamente, lo único que se menciona en su letra es la absorción de todos los IFD y la Escuela de Maestros, el centro de capacitación docente local. De esta manera, y ante la falsedad de que la creación de la UniCABA permita afrontar los problemas señalados, solo se puede interpretar lo que figura escrito: el PRO únicamente pretende la subordinación política, vía intervención, de los Institutos de Formación Docente de CABA, que hoy gozan de autonomía y una dinámica política propia y participativa, y escapan al control político del PRO.

La principal causa de la falta de docentes en la Ciudad de Buenos Aires no tiene que ver con la presunta falta de calidad de la formación, asociada a que son institutos tericiarios y no una universidad, lo cual no tiene ninguna relación de causalidad demostrable. El problema clave son las condiciones de trabajo que ofrece el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: escuelas abandonadas, salarios que no se corresponden con las responsabilidades docentes, que cada vez más tienen que atender a poblaciones excluidas que el Gobierno PRO ha elegido abandonar.

Dicho de otro modo: las condiciones de trabajo son mucho más exigentes de lo que reconoce el salario y la infraestructura, siendo que tenemos, como docentes, que hacernos cargo de chicas y chicos atravesados por la violencia, los consumos problemáticos, el embarazo adolescente, el abuso sexual, la malnutrición y los déficits habitacionales. El Estado, ausente sin aviso, nos echa la culpa a nosotros y a un sistema formador que es hoy de excelencia, con el único objetivo de someter la formación docente a los tiempos cortos de su política electoral.

El autor es profesor de Historia por el ISP Dr. Joaquín V. González y magíster en Historia (Unsam). Docente en los niveles medio y terciario de la Ciudad de Buenos Aires. Autor del blog fuelapluma.com, donde aborda diferentes aspectos de la problemática educativa.

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